Un as bajo la “Manga”
salva el partido de copa.
Millonarios volvía en menos de
una semana a jugar en el estadio de Techo, donde el domingo había caído contra
Fortaleza, en un partido que no se le vio nada de futbol al equipo y donde un
jugador juvenil de gran proyección llamado Kevin Salazar, destrozó la cadera de
Quiñonez y Cadavid. Jugaba ante Bogotá F.C por la tercera fecha de la fase de
grupos de la Copa Águila.
El profe Israel desde el inicio
jugó con un 4-2-3-1 con un centro delantero que no cumple esa función, como lo
es Jorge Carrascal. Jugador joven de la cantera embajadora que juega como media
punta, pero fue enviado a cumplir la función de 9. Dentro de las acostumbradas
rotaciones, hay que resaltar el debut de Carlos Valencia, lateral derecho proveniente
del Independiente Medellín, también se destaca la vuelta al arco azul de Ramiro
Sánchez, después de más de seis meses. El parón que tendrá el equipo el próximo
fin de semana obliga a Rubén Israel a poner algunos nombres importantes como lo
son Cadavid, Machado (quien vuelve del ciclo pre-olímpico), Blanco y Núñez.
El encuentro comenzó sin muchas
opciones para cada lado, el embajador comenzaba a tocar el balón pero sin un
bloque de juego o sistema en progresión del ataque. Ante esto, Bogotá se hizo
un poco más con el balón, pese a que las opciones de Millonarios vendrían por
remates al arco sin mucho peligro de Mejía. En el minuto 19’ tras un centro de
costado y una desatención en marca por parte de David Valencia, el juvenil de
tan solo 16 años Jader Valencia la mandó a guardar. El conjunto embajador, no
pudo encontrar el camino del ataque después del gol en su contra. No había un
estilo marcado, ni elaboración de juego ofensivo. Hasta el minuto 44’ en una
incursión por banda izquierda de Machado, Rojas y Carrascal, que finalmente
definió el empate concretado por Núñez. Así terminaron las acciones del primer
tiempo, con un Millonarios lleno de dudas en su estilo de juego y producción
del mismo.
Para el segundo tiempo salió
Rojas y entró Andrés “Manga” Escobar. Se evidenció un cambio de actitud en el
equipo, con más llegada pese a no tener tanta profundidad ni un juego asociado
al ataque. Hasta que en una jugada enredada en el área le quedó el balón a
“Manga” y remató al palo derecho del arquero para decretar la remontada. Bogotá
se vio sin reacción alguna para poder empatar y el partido finalizó dejando una
sensación de amargura en la hinchada embajadora pese a la victoria. Los
albiazules aún no tiene un estilo de juego y esto preocupa a una hinchada que
está acostumbrada a un futbol de ida y vuelta y ofensivo. Cabe resaltar las
alternativas que se tienen en especial con Carlos Valencia, tras la lesión de
Lewis, tiene la posibilidad de hacerse un lugar en los once de liga.
Por: Sergio Cortés
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